miércoles, 26 de agosto de 2009

Ciencia Moderna


La ciencia es un conjunto de conocimientos racionales, ciertos o probables que se obtienen mediante el empleo del método científico, esta se denomina moderna porque se desarrolla en los siglos XVI, XVII y XVIII; es decir, esta se basa en el conocimiento científico, el cual no es más que un rasgo característico de la ciencia pura como de la aplicada.

Una de las figuras importantes en la construcción de un saber radical en la ciencia fue el francés René Descartes (1596 - 1650), a quien se atribuye la fundación de la filosofía moderna que es el conocimiento y la existencia, y el desarrollo del paradigma mecanicista. Es considerado el fundador de la ciencia moderna, debido a que estableció los fundamentos metodológicos, epistemológicos y teológicos de la ciencia.

Con Descartes la razón se convirtió en el instrumento para alcanzar el conocimiento científico.

El método científico nace de la necesidad del hombre preguntarse de modo sistemático, las respuestas nacen de la observación.

Rene Descartes


(La Haya de Turena, 31 marzo 1596 - Estocolmo, 11 febrero 1650).
Filósofo francés. Fue hijo de Joaquín Descartes, consejero del Parlamento de Rennes. Éste le animaría para que hiciera una carrera jurídica, como su hermano y su hermanastro (su madre murió cuando tenía un año, y su padre volvió a casarse). Se educó en un colegio de jesuitas, La Flèche, centro importantísimo en la vida francesa de la época, con un interés especial por las lenguas y la literatura clásicas, que Descartes estudió a fondo.

En el año 1614 abandona La Flèche y va a París, donde se dedica a una vida de placer. Toda su vida sería un sincero católico. Tenía una inteligencia prodigiosa y un carácter amable, que le hicieron ser apreciado por todos los que le conocieron. En 1616 obtuvo el título de bachillerato y la licenciatura de derecho en Poitiers. Se sintió inclinado primero a la carrera de armas y fue a la escuela militar más prestigiosa de la época, la de Breda. Su curiosidad por todo le llevó a realizar numerosos viajes.


Pronto manifestó un genio especial para las matemáticas, y fue perfilando una clasificación ordenada de las curvas y de las ecuaciones. Vio a su alcance la posibilidad de unir ciencia y sabiduría, esperando vencer los secretos de la naturaleza, utilizando las matemáticas. Empezó varias obras: Reglas para la dirección del espíritu o Pensamientos privados, apuntes personales escritos durante su estancia en Breda y Alemania. Vivió en Francia el invierno de 1627 a 1628. A finales de este año se instalaría en los Países Bajos y desde 1629 se establecería en Holanda, donde amó la tranquilidad, libertad e independencia de este país.

Esta fue su época de mayor actividad, cuando escribió sus obras más importantes y tuvo relación intensa con los hombres de ciencia y los filósofos de Europa. En 1649 marchó a Estocolmo. Sólo volvería a Francia los veranos de 1644, 1647 y 1648.
Su obra ocupa indudablemente un lugar fundamental en la filosofía francesa del siglo XVIII. Fue el primero en romper con la Escolástica, sustituyendo el libre examen y creando el mecanicismo científico. Ortega dijo de él que había sido <>. Su obra más importante El discurso del método, escrita en 1637, nos presenta la metafísica cartesiana. Nada le parecía merecer confianza. Todo el pasado filosófico se contradice, según él. Los sentidos nos engañan con frecuencia y, en muchas ocasiones, caen en el error. Descartes hizo de la duda el método mismo de su filosofía.

Para él Dios, al ser absolutamente libre, en un acto único crea todas las cosas, las esencias y las existencias, las <>, que son las que gobiernan el universo y regulan nuestra razón. Dios está por encima del principio de contradicción. Concluyó que no sabemos si existe Dios, pero tampoco lo contrario. No sabemos si hay Dios, pero, si lo hay, no puede engañarse. Prueba su existencia diciendo que es una idea que encuentras en la mente y es la de un ser infinito, perfectísimo, omnipotente; si esta idea no puede proceder de la nada, ni de mí mismo, que soy finito, imperfecto y lleno de duda, el efecto sería entonces superior a la causa y esto es imposible. Por tanto, la idea de Dios tiene que haber sido puesta en mí por algún ente superior, es decir, por Dios mismo, con lo que prueba su existencia.


En 1641 escribió Las Meditaciones, tratando de construir su metafísica de acuerdo con el método. Partió de la duda crítica y creyó que sólo había algo seguro, la certeza de la existencia por el pensamiento (cogito, ergo sum: pienso, luego existo). Soy, decía Descartes, en la medida en que pienso. Soy una realidad pensante y, efectivamente, sólo hay una cosa que no puede ser falsa: su existencia. En esta misma obra afirmaba que si concibo la definición de un ser perfectisimo, incluye su existencia, la conclusión es indudable.


Su obra Los Principios la escribió en 1644. En 1649, su Traité des passions de l'âme, y en 1701, las Regulae ad directionem ingenii. Escribió en latín, como casi todos los pensadores de su época, pero también en francés, siendo uno de los primeros prosistas franceses y de los cultivadores de la filosofía en lengua vulgar. El mundo físico está determinado en Descartes por la extensión. Junto a la <> que es Dios, aparecen las dos sustancias finitas, el hombre y el mundo. Como estas realidades no tienen contacto ni semejanza entre sí, se plantea el problema de su comunicación, concluyendo que tiene que ser Dios el que efectúe esta imposible comunicación de las sustancias.


Por otro lado, los animales son para Descartes puras máquinas autómatas (res extensa). Máquinas, desde luego perfectísimas como hechas por Dios, pero sin semejanza con la sustancia espiritual y pensante que es el hombre. Descartes funda su especulación en el criterio de evidencia, la evidencia de la razón. Su método es, por tanto, el racionalismo. El hombre es sustancia pensante. El racionalismo cartesiano influirá decisivamente en todo el siglo siguiente, culminando en la Revolución Francesa.


Su amigo Chanut, embajador de Francia en Estocolmo, le puso en relación con la reina de Suecia que, deseosa de escuchar sus lecciones, le insistió para que se trasladase a Suecia. Él quiso volver a su soledad, iniciando una obra sobre La búsqueda de la verdad mediante la luz natural. Murió en Estocolmo en 1650 <>, según constataron sus amigos. Dejó parte de su obra inacabada, inédita. Sus discípulos se encargaron de difundirla y completarla. Su trabajo y su obra tuvo una enorme repercusión en los medios intelectuales de su época. Fue la primera vez que la filosofía se acercaba a la gente ilustrada o curiosa, fuera de las escuelas universitarias. Sus teorías despertaron recelos en algunos medios católicos y las universidades de Francia y de Holanda llegaron a prohibirlas.

Rene Descartes

Las primeras obras

Aunque se conservan algunos apuntes de su juventud, su primera obra fue Reglas para la dirección del espíritu creada en 1628 y publicada en 1701.(póstuma). Luego escribió La luz o Tratado del mundo y El hombre, que retiró de la imprenta al enterarse de la condena de la Inquisición a Galileo en 1633, y que más tarde se publicaron a instancias de Leibniz. En 1637 publicó el Discurso del método para dirigir bien la razón y hallar la verdad en las ciencias, seguido de tres ensayos científicos: Dióptrica, La Geometría y Los meteoros. Con estas obras, escritas en francés, Descartes acaba por presentarse ante el mundo erudito, aunque inicialmente intentó conservar el anonimato.

En 1641 publicó las Meditaciones metafísicas, acompañadas de un conjunto de Objeciones y respuestas que amplió y volvió a publicar en 1642. Hacia 1642 puede fecharse también un diálogo, La búsqueda de la verdad mediante la razón natural (póstumo).

En 1647 aparecen los Principios de filosofía, que Descartes idealmente habría destinado a la enseñanza. En 1648 Descartes le concede una entrevista a Frans Burman, un joven estudiante de teología, quien le hace interesantes preguntas sobre sus textos filosóficos. Burman registra detalladamente las respuestas de Descartes, y éstas usualmente se consideran genuinas. En 1649 publica un último tratado, Las pasiones del alma, sin embargo aún pudo diseñar para Cristina de Suecia el reglamento de una sociedad científica, cuyo único artículo es que el turno de la palabra corresponda rotativamente a cada uno de los miembros, en un orden arbitrario y fijo.

De Descartes también se conserva una copiosa correspondencia, que en gran parte canalizaba a través de su amigo Mersenne, así como algunos esbozos y opúsculos que dejó inéditos. La edición de referencia de sus obras es la que prepararon Charles Adam y Paul Tannery a fines del siglo XIX e inicios del XX, y a la que los comentaristas usualmente se refieren como AT, por las iniciales de los apellidos de estos investigadores.

Rene Descartes

El padre de la filosofía moderna

Al menos desde que Hegel escribió sus Lecciones de historia de la filosofía, en general se considera a Descartes como el padre de la filosofía moderna (independientemente de sus aportes a las matemáticas y la física). Este juicio se justifica, principalmente, por su decisión de rechazar las verdades recibidas, p. ej., de la escolástica, combatiendo activamente los prejuicios. Y también, por haber centrado su estudio en el propio problema del conocimiento, como un rodeo necesario para llegar a ver claro en otros temas de mayor importancia intrínseca (la moral, la medicina y la mecánica). En esta prioridad que concede a los problemas epistemológicos, lo seguirán todos sus principales sucesores. Por otro lado, los principales filósofos que lo sucedieron estudiaron con profundo interés sus teorías, sea para desarrollar sus resultados o para objetarlo. Este es el caso de Pascal, Spinoza, Leibniz, Malebranche, Locke, Hume y Kant, cuando menos. Sin embargo, esta manera de juzgarlo no debe impedirnos valorar los estrechos vínculos que este autor mantiene con los filósofos clásicos, principalmente con Platón y Aristóteles. Descartes aspira a «establecer algo firme y durable en las ciencias». Con ese objeto, según la parte tercera del Discurso, por un lado él cree que en general conviene proponerse metas realistas y actuar resueltamente, pero prevé que en lo cotidiano, así sea provisionalmente, tendrá que adaptarse a su entorno, sin lo cual su vida se llenará de conflictos que lo privarán de las condiciones mínimas para investigar. Por otra parte, compara su situación a la de un caminante extraviado, y así concluye que en la investigación, libremente elegida, le conviene seguir un rumbo determinado. Esto implica atenerse a una regla relativamente fija (un método), sin abandonarla.



Entre los aportes de René Descartes a la ciencia:

  • La naturaleza incluyendo la vida vegetativa y psíquica funciona de acuerdo con las leyes mecánicas que no poseen finalidad alguna.
  • La ciencia se ocupa sólo de los objetos sobre los cuales somos capaces de adquirir conocimientos ciertos e individuales.
  • El método de razonamiento analítico tiene más importancia que la experiencia sensorial y la representación mental.
  • Nuestro conocimiento de la realidad proviene de la razón.
  • El alma y el cuerpo son sustancias distintas.
  • Creación de la geometría analítica; sostuvo que esta se realiza en el plano de la abstracción.

Rene Descartes

Algunas de sus frases célebres

  1. Daría todo lo que sé, por la mitad de lo que ignoro.
  2. Vivir sin filosofar es, propiamente, tener los ojos cerrados, sin tratar de abrirlos jamás.
  3. La matemática es la ciencia del orden y la medida, de bellas cadenas de razonamientos, todos sencillos y fáciles.
  4. Lo poco que he aprendido carece de valor, comparado con lo que ignoro y no desespero en aprender.
  5. La filosofía es la que nos distingue de los salvajes y bárbaros; las naciones son tanto más civilizadas y cultas cuanto mejor filosofan sus hombres.
  6. Para investigar la verdad es preciso dudar, en cuanto sea posible, de todas las cosas.
  7. No hay nada repartido de modo más equitativo que la razón: todo el mundo está convencido de tener suficiente.